domingo, 11 de noviembre de 2012

La esperanza del rayo de sol.

La chica miraba la tele sin ver realmente nada, tapada con una cálida manta de lana que, sin embargo, no era capaz de quitarle el frío que le congelaba el corazón. Desde la calle llegaba el sonido de la lluvia golpeando contra el cristal de las ventanas y, al fondo del pasillo se sentían las voces alteradas de una discusión que solo le habría pasado desapercibida a alguien acostumbrado a aquello. Sin embargo, la muchacha no veía, la muchacha no oía, la muchacha no sentía. Sumida en sus pensamientos, cualquiera habría pensado que aquella sala estaba vacía pues, además de la televisión, apenas se oía una suave respiración.
Un silencio, roto únicamente por un anuncio de lejía, reinó de repente en la casa. La discusión había concluido. Un portazo al fondo del pasillo hizo temblar toda la casa, pero la chica no se inmutó. Por su cabeza pasaban demasiadas cosas en aquellos momentos como para ello. Pensaba en todo lo que echaba de menos, en el cambio tan grande que se había producido en su vida en menos de un par de meses.
Echaba de menos su ciudad; los paseos por el puerto en aquellas tardes de otoño en las que no hacía ni frío ni calor y los rayos de sol todavía asomaban tímidamente entre las nubes se habían acabado en el instante en que su familia decidió mudarse lejos de su antiguo hogar. En el laberinto de calles en el que vivía ahora no podía salir un solo día sin paraguas, ni siquiera en verano la lluvia daba un solo día de tregua.
No solo el tiempo y las calles eran nuevos. También echaba de menos su instituto. Echaba de menos aquellas clases, echaba de menos a sus profesores, echaba de menos el patio, la sirena, los taburetes cojos y las mesas pintadas.
Echaba de menos a sus amigas, añoraba verlas a diario, hablar con ellas todas las horas del día. Echaba de menos aquellos abrazos que se daban cuando algo no iba bien; las risas que pasaba con ellas, capaces de animarla por muy mal que lo estuviera pasando; las miradas con las que se comunicaban entre ellas sin decir una sola palabra.
Le echaba de menos a él y a su sonrisa, a sus ojos risueños, aquella voz relajante, aquel olor a menta fresca, sus bromas estúpidas, sus muecas y tonterías… Echaba de menos aquellos piques tontos que tenía a menudo con él, aquellas veces en las que él se metía con ella. Echaba aún más de menos aquellos abrazos fuertes que le daba para disculparse, los pucheros que ponía cuando ella se hacía la ofendida, sus besos en la frente para consolarla cuando estaba triste, sus caricias en la mejilla… Todo era tan perfecto…
En su mente no paraba de aparecer aquel último día en su hogar. Dos gruesas lágrimas cayeron de sus ojos, nada comparado con todo lo que había llorado aquel día. Parecía todo tan lejano ya… En aquella última reunión habían estado las personas a las que ella más quería, personas a las que sería difícil que fuera a volver a ver, y mucho menos a todas juntas. Había sido todo tan duro… Sin secarse las lágrimas, en su cabeza se volvieron a escuchar las palabras de su padre anunciándoles que deberían dejar la ciudad. No era la primera vez que se lo oía decir pero nunca había pensado que ese momento llegaría tan pronto. Ahora, dos meses más tarde, era todo tan distinto…
El sonido de un teléfono y unos rápidos pasos por el pasillo la despertaron de su ensimismamiento. La muchacha agitó la cabeza y se secó las lágrimas. Se dio cuenta entonces de que había algo raro en el ambiente. Escuchó atentamente pero no consiguió oír el ruido de la lluvia constante, aquel ruido al que ya casi se había acostumbrado a tener como música de fondo en su cabeza. Se asomó a la ventana y comprobó que, efectivamente, había dejado de llover.
Asombrada, observó el cielo. Aquello no era ni mucho menos el precioso color azul que tenía el cielo en su antiguo hogar pero era mucho más claro de lo que jamás se habría esperado ver en aquel lugar. El sol, aunque muy débil, se asomaba poco a poco entre las nubes.
La chica sonrió. Un rayo de esperanza asomó en su cabeza. Quizá no fuera todo tan malo, quizá las cosas estaban empezando a cambiar poco a poco.
[E.Bueno]

sábado, 27 de octubre de 2012

La finalidad de la vida.


Porque la finalidad de la vida es vivir, y esto es imposible si no es a partir de la experiencia directa.


[Desconocido]

martes, 9 de octubre de 2012

John Lennon ♥

"Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta".


[John Lennon]

lunes, 24 de septiembre de 2012

Somos grandes afortunados.


“Vamos a morir, y eso nos convierte en los afortunados. La mayoría de la gente no morirá nunca porque nunca va a nacer. La gente que potencialmente podría haber estado aquí en mi lugar, pero que de hecho nunca verá la luz del sol, supera con creces el número de granos de arena del Sahara.

Sin duda entre esos espíritus no nacidos hay poetas más grandes que Keats, científicos más grandes que Newton. Sabemos esto porque el conjunto de personas que permite nuestro ADN supera masivamente al conjunto de personas que existen.

A pesar de esta abrumadora pequeña posibilidad, somos tú y yo, en nuestra normalidad, los que estamos aquí.”

[Richard Dawkins]

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Bob Marley ♥


Ella no es perfecta. Tú tampoco lo eres. Y vosotros dos nunca seréis perfectos. Pero si ella puede hacerte reír al menos una vez, te hace pensar dos veces, si admite ser humana y cometer errores, no la dejes ir y dale lo mejor de ti. Ella no va a recitarte poesía, no está pensando en ti en todo momento, pero te dará una parte de ella que sabe que podrías romper. No la lastimes, no la cambies, y no esperes de ella más de lo que puede darte. No analices. Sonríe cuando te haga feliz, grita cuando te haga enojar y extráñala cuando no esté. Ama con todo tu ser cuando recibas su amor. Porque no existen las chicas perfectas, pero siempre habrá una chica que es perfecta para ti.

[Bob Marley]

jueves, 6 de septiembre de 2012

Un amargo despertar.


“Quiero ir descubriéndote poquito a poco. Como un niño pequeño para el que el mundo está lleno de sorpresas y para el que cada día es una impresionante aventura. Así quiero hacer yo contigo. Quiero descubrir por mí mismo qué cosas odias y cuáles son aquellas que te hacen reír. Te quiero llevar a la playa, quiero jugar contigo en el agua, quiero que terminemos de bañarnos y que compartamos tu toalla porque a mí se me ha olvidado la mía. Quiero salir a pasear contigo, que nos perdamos por las calles y tengamos que preguntar cómo se vuelve a casa. Quiero cogerte de la mano, mirarte a los ojos y descubrir que eres feliz. Quiero ser yo la persona encargada de hacerte sonreír. Quiero presentarte a mis amigos, quiero que sepan que he encontrado a la mejor chica del mundo. Quiero tantas cosas… Pero solo las quiero contigo.”
Sonreí. Después me desperté.
 [E.Bueno]

viernes, 31 de agosto de 2012

Nos dijeron que los sueños podían hacerse realidad...


Nos dijeron que los sueños podían hacerse realidad. Deseamos que fuera cierto, les creímos al instante. Queríamos ser princesas, encontrar una rana que se convirtiera en príncipe por nosotras. Queríamos vivir aventuras, recorrer el mundo juntas, agarrarnos las manos y volar. Queríamos besos, queríamos chicos guapos y perfectos. Queríamos sonreír como en nuestros sueños.

Nunca nos acordamos de aquellas noches en las que despertábamos sudadas y agobiadas por culpa de los monstruos de nuestras pesadillas. Tampoco recordamos aquellos sueños en los que las cosas no salían bien y acabábamos hechas polvo ni aquellos otros en los que, angustiadas, caíamos por un precipicio.

Nos dijeron que los sueños podían hacerse realidad. Se olvidaron de mencionar que las pesadillas también son sueños.

[E.Bueno]

domingo, 26 de agosto de 2012

Ignorantes enamorados.

Lo sabes, siempre has oído que el amor no dura eternamente. Desde siempre te han parecido ridículos todos esos locos enamorados que se prometen estar juntos toda la vida.

Siempre lo has sabido y, sin embargo, tú también caes. Se te olvida completamente. Toda esa cordura desaparece cuando vuestras miradas se cruzan, toda esa cordura desaparece cuando le ves sonreír.

Se te olvida que todo termina. Se te olvida esa parte de la película en la que el chico deja a la chica cansado de la rutina, se te olvida esa parte en la que a la chica le empiezan a entrar dudas sobre la fidelidad de su chico.

Te olvidas de todas esas partes y te montas tu propia película. Piensas que todos esos besos y abrazos no pueden ser cosa de algo pasajero, piensas que eso sí que será para siempre.


Te equivocas pero, ¿acaso la magia del primer amor no consiste en la ignorancia de que este pueda tener fin?

[E.Bueno]

domingo, 19 de agosto de 2012

Tarde de verano.

Me quito las sandalias, mis pies tocan la playa, escavo ligeramente con ellos hasta conseguir acostumbrarme al tacto de la arena. Corro hacia el agua. La noto helada, rozándome las piernas. Aún así, no me detengo, sigo corriendo, metiéndome mar adentro. Las pequeñas olas me salpican el rostro. Cuento hasta tres y me sumerjo bajo ellas. Noto el pelo rozándome la espalda y cierro los ojos. Me quedo flotando boca arriba, dejando que el sol me dé en la cara. El mar me acaricia con su espuma y yo me siento parte de él. Me relajo, me olvido de todo. Por un momento consigo lo que llevo intentando durante toda la semana, mi mente se queda en blanco. Sonrío. Sin saber por qué, así, sin más, sin tener un motivo.

Pierdo la cuenta del tiempo que pasa hasta que decido salir del agua. Recorro el camino de vuelta mucho más lentamente, mirando alrededor, dejándome acariciar por los rayos del sol. Una suave brisa me mueve el pelo mojado. Mi piel está salada y mis manos, arrugadas. Huelo a mar, huelo a verano.

Por un momento me he sentido libre, por un momento he formado parte de algo grande, por un momento me he sentido fuerte como una tempestad. Pero después de la tempestad viene la calma y, después de este momento de libertad, vuelven a rondarme las dudas que llevan acosándome toda la semana. ¿Será posible que siga cayendo en sus trampas después de tanto tiempo? ¿Será posible que siga creyendo sus mentiras como la estúpida inocente que soy? ¿Será posible que aunque quiera no me lo pueda sacar de la cabeza?

Oigo cómo alguien grita mi nombre, levanto la cabeza. Son mis amigas desde las toallas. Las miro. No están muy cerca pero, a pesar de mi miopía, puedo ver en sus caras un gesto de preocupación. Otra vez me ha pasado, otra vez he vuelto a dejar que mis gestos me traicionen. Sacudo la cabeza. No dejaré que nadie nos arruine el verano o, por lo menos, lo que queda de él. No dejaré que nadie me deprima. Y mucho menos alguien como él.

[E.Bueno]

jueves, 16 de agosto de 2012

Cansada.


Estoy cansada de no saber qué decir, qué elegir, qué pensar, qué sentir, qué querer. Estoy cansada de no poder, de intentar explicarme y no saber. Estoy cansada de no entenderme ni a mí misma. De hacerme ilusiones y no saber en qué acabarán. De que mis esfuerzos no sirvan para nada, de que todo el mundo intente cambiarme, de que me juzguen, de que me traten como alguien que no soy. Estoy cansada de no saber la diferencia entre rendirme y no luchar. De no intentarlo, de no probar. De no tener el valor suficiente para plantarles cara a los problemas. Estoy harta, harta de todo. Quiero pasar y que el tiempo ponga a cada uno en su lugar. Estoy cansada de sentir que pasa de mí; pero aún más cansada estoy de que justo en ese momento me hable y me haga olvidar todo aquello en lo que estaba pensando. Estoy cansada de no conocerle, de que no me conozca, de que aún así me enamore con sus palabras mentirosas. Estoy harta del hoy, estoy harta de todo. Estoy cansada.

[E.Bueno]

martes, 24 de julio de 2012

Reflexiones de psicópata.


– Buenos días.
– Buenas. ¿Qué te trae por aquí? Hacía tiempo que no se te veía el pelo.
– Ya, bueno… En verano desconecta una fácilmente…
– Sí, y eso que no hace un solo día de playa… Pero a ver, cuéntame, ¿qué te pasa?
– ¿Por qué iba a pasarme nada? ¿Acaso no puedo venir a hablar contigo sin que me pase algo? Vale, sí, tienes razón, no puedo.
– Exacto. Te recuerdo que estás hablando contigo misma… Nos conocemos, Eva… Quizá más de lo que nos gustaría…
– Eres insoportable…
– Querrás decir que “somos” insoportables. Te recuerdo que somos la misma persona… Doble personalidad, creo que se llama…
– Anda, cállate y escúchame. Es difícil de explicar…
– Te entenderé, no lo dudes. Yo soy tu parte lista y…
– ¿Y la modesta? ¿Dónde queda? Déjame hablar, anda… Es que… Agg… no me sé explicar... A ver, ¿recuerdas esa peli que vimos hace poco? ¿Tengo ganas de ti?
– Ajá.
– La lista y la borde, por lo que veo… ¿Recuerdas la carta del final? ¿Aquella que pusimos en el tablón del Tuenti?
– Que pusiste tú… Porque, sinceramente, odio esas películas romanticonas…
– ¿Ahora soy yo la que tiene que recordarte que somos la misma persona? Además, tú lo que odias es ver felices a los protagonistas… A mí me encantan esas películas…
– Bueno anda, no te entretengas y cuéntame… Sino me saldrán canas…
– ¿Recuerdas aquella parte que decía “He intentado avanzar sin apartar antes las cosas que lo impedían, agarrado al pasado, mirando para atrás, queriendo olvidar pero, a la vez, sin parar de recordar, empeñado en quedarme ahí. Qué locura, ¿no? En medio de un lado y de otro, sin perdonar, sin perdonarme, sin avanzar”?
– Sí, la recuerdo. ¿Qué me dices con eso?
– Pensé que tú eras la lista…
– Lista, no adivina. Venga, dime.
– Es que… Siento que me pasa exactamente eso, que no he conseguido avanzar… Siento que, no sé…
– ¿Que somos unas obsesionadas? ¿Que seguimos pensando en él? ¿Que es probable que sigamos enamoradas?
– Ahora entiendo por qué eres la lista…
– Pues yo sigo sin entender qué es lo que quieres que haga yo…
– Pensé que tendrías alguna solución… Siempre la tienes.
– Ya… Pero ahora mismo estoy como tú. Sin embargo, creo que la solución es el tiempo.
– ¿El tiempo? Explícate, anda.
– Es verdad que eres la tonta, sí.
– La tonta, la tonta… Eres imbécil.
– El tiempo, dejémosle correr. Olvidémonos de él.
– Sí, muy fácil…
– No somos las primeras ni seremos las últimas a las que nos pasa esto, ¿sabes? Te crees el ombligo del mundo…
– Agg, no sé ni por qué te pregunto…
– Pero sabes que tengo razón. Lo que pasa es que esperabas que te consolara, que te diera la razón y que te dijera algo así como “Va, mujer, inténtalo”. Pero no lo haré porque sería peor. Y no pongas esa cara de felicidad ni vengas a abrazarme porque ambas sabemos muy bien que no lo hago por ti, lo hago por mí. Porque será más fácil para mí si tú te olvidas de él y estás feliz. Y ahora, si has terminado de molestarme con tus lagrimitas de estúpida, lárgate.
– Te odio.
– Ah, y hazme un favor. Que no se te note que estás mal porque entonces todos sabrán que yo también lo estoy.
– No entiendo por qué siempre te haces la dura, eres idiota. Me voy, antes de que me olvide de que yo soy la dulce.
[E.Bueno]

martes, 1 de mayo de 2012

Nuevo blog: Besos del viento.


Llevaba mucho tiempo sin escribir por aquí pero todo tiene una explicación. Estoy trabajando en una historia nueva, una historia más trabajada y más larga. Aquí os dejo el enlace para que le podáis echar un vistazo. Espero que os guste :)

jueves, 5 de abril de 2012

Querida “yo del pasado”:


Buenos días. Estoy segura de que acabas de terminar de desayunar y te has puesto a mirar el correo, como haces siempre. Te preguntarás de quién es este mensaje, es que he cambiado de dirección. Soy tu “yo del futuro”. Ahora que se ha puesto tan de moda mandarse cartas a una misma, yo también me apunto.
He decidido mandártela a Abril de 2012 porque sé que estás pasando una mala temporada. Sé que ahora piensas que no podrás seguir adelante, que estás condenada a vivir en ese bache. Pero tranquila, saldrás de ahí, te lo aseguro.
Yo también recibí ayuda entonces. Me llegó un mensaje de una extraña que decía querer ayudarme. Al principio la tomé por una loca, como seguro que tú también harás conmigo, pero con el paso de los años me he ido dando cuenta de que tenía toda la razón. Tarde o temprano, tú también te darás cuenta.
Sé por experiencia propia que lo que te voy a pedir te resultará muy complicado, que dirás eso que tú y yo solemos decir, eso de “Claro, para ti es fácil decirlo, ahora que ya has pasado por todo esto”. Sí, tienes razón, no es fácil. Pero te voy a decir una cosa; eres fuerte, somos fuertes.
Quiero pedirte que sonrías. No te puedes ni imaginar la de gente a la que le encanta verte hacerlo. Y no, no hablo solamente de papá y mamá. Esa sonrisa cálida y amable que tienes cuando estás contenta es capaz de hacer feliz a mucha gente, más de la que tú puedas pensar.
Sé feliz, disfruta de tu momento y aprovecha las oportunidades que vayas encontrando. Porque, ¿quién sabe si volverás a  tenerlas a mano? Te equivocarás miles de veces, lo sé. Sufrirás en muchas ocasiones, inevitablemente sí. Pero recuerda eso de “Quien no arriesga, no gana” porque te puedo asegurar que estarás en el bando vencedor en numerosas ocasiones.
Quiero que seas fiel a lo que crees, que no lo dejes nunca por más que el resto lo haga. Porque cada uno es lo que cree. Estamos hechos de ideales y sueños, cuida los nuestros. Muchas veces te resultará difícil pero sé que al final lo conseguirás, que no me defraudarás.
No le des más vueltas a eso que te ronda por la cabeza, te estás haciendo daño. Pasa de página o, si no eres capaz, cambia de libro. Tendrás muchos obstáculos a lo largo de tu camino, la vida no es fácil, pero habrá montones de cosas por las que merece la pena seguir adelante.
Cuida de tus amigas, se lo merecen. También ellas te cuidaron y te cuidarán en tus peores momentos. Apóyalas cuando lo necesiten. Aguántalas cuando se pongan difíciles, nosotras tampoco somos fáciles en muchas ocasiones. Dales todo lo que tengas porque  recibirás mucho más a cambio.
Cuando tengas ganas de llorar, llora. No ocultes tus lágrimas pues no son muestra de debilidad. Al contrario; demuestran fuerza, demuestran que a pesar del dolor eres capaz de seguir adelante, demuestran valentía y demuestran fe en una misma.
Sé que seguirás mis consejos o que, por lo menos, lo intentarás. Sé que sufrirás mucho pero también sé que te curarás. Por favor, no te rindas nunca.
Muchos besos de tu “yo del futuro”.
[E.Bueno]

martes, 3 de abril de 2012

En busca de mi guerra.



No me importa luchar por lo que quiero, pelear por conseguir mis sueños. No me importa caerme porque puedo volver a levantarme. Sé que me he caído mil veces, pero también sé que me he levantado mil y una. Luchar es difícil, pero no imposible. Hoy me siento guerrera, tengo la certeza de que podría pelear por cualquier cosa. Pero para luchar, primero hay que saber qué es lo que quieres. Hoy me siento guerrera, lo malo es que no encuentro mi guerra.

[E.Bueno]

domingo, 25 de marzo de 2012

Vacío interior.


Hace tiempo que esto me cuesta un montón. Hace tiempo que me cuesta explicar cómo estoy. He perdido muchas cosas en estas dos últimas semanas. He perdido mis ganas de luchar, he perdido todo aquello por lo que había peleado. Nunca habría pensado que esto fuera posible, nunca se me habría pasado por la cabeza que caería tan bajo. Las lágrimas aparecen en mis ojos cada vez que pienso en ello. ¿Qué me pudo pasar? Lo peor de todo no es lo que me ha pasado, es cómo me ha afectado. No me gusto, no soy la misma. Sonrío, bailo, río. Pero soy otra persona totalmente diferente, lo hago todo sin ganas. No soy yo. Estoy vacía por dentro, algo se ha tragado mis ansías de abrirme al mundo. Alguien le ha quitado el tapón a mi botella y se ha bebido todo lo que quedaba en ella. Intento ser la misma, pero es que nada es igual. Todo ha cambiado desde aquel día. Mi brillo se ha atenuado hasta casi desaparecer, mis risas se han apagado hasta volverse tristes, mi ser está vacío y no hay nada que lo llene. Intento que no se note nada, pero es que ya nada es igual.

[E.Bueno]

domingo, 18 de marzo de 2012

Tan poquita cosa...


Una ciudad en ruinas. Una habitación patas arriba. Un corazón destrozado. Ella se mira al espejo. Sus ojos húmedos, sus labios secos, su nariz roja y su pelo despeinado. Indicios de la tormenta que amenaza con vencerla. Nunca se había sentido tan poquita cosa pero ahora, por más que buscara, no encontraba nada en ella que pudiera llamar la atención. Sus ojos eran de un simple y común marrón. Su pelo ondulado, sin brillo y sin vida no podía gustarle a nadie. Unas ojeras negras permanecían durante todo el año dibujadas bajo sus ojos. Su cuerpo blanquecino en nada se parecía al de las chicas que le acompañaban a él. Su físico no podía ser menos llamativo. Siguió buscando, esta vez sin mirar al espejo. No encontraba nada que la hiciera bonita o especial. No era divertida, ni amable, ni lista. No callaba la boca ni debajo del agua, era una pesada con todas las letras. Una “pupas”, una quejica, una llorona. Era celosa y, aunque se odiara por ello, no podía evitarlo. Soltaba más palabrotas que un camionero, era una maleducada. Su voz era ronca y para nada bonita. Patosa, torpe, inútil, vaga. Desordenada, nada organizada. Totalmente bipolar. Nunca se había sentido tan poquita cosa, siempre se había prometido a sí misma que nunca nadie le haría sentirse así. Estaba claro que no había contado con esto. Estaba claro que había subido demasiado alto, pues la caída había sido colosal.

[E.Bueno]

miércoles, 29 de febrero de 2012

Querido Diario.


Querido Diario, estoy perdida. Hoy he tenido un sueño precioso, tan precioso que no sabría decirte si era realmente un sueño. Quizá, y solo quizá, fuera una fantasía mía, de esas que suelo tener habitualmente, de esas que se me vienen a la cabeza en cualquier momento y en cualquier lugar, que me dejan con cara de boba y con una sonrisa ladeada. Conociéndome, sabrás ya de qué iba ese sueño. Él. ¿Quién sino? El sol entraba por la ventana abierta, un viento cálido movía las cortinas blancas, las paredes pálidas reflejaban la luz, una chica dormía en una cama situada en una esquina de la habitación mientras un chico precioso la miraba casi sin pestañear. Él. Él y yo. Me retiraba el pelo de la cara, sonreía y me decía algo al oído. Y yo abría los ojos poco a poco, despacito. Veía su cara hermosa, como de película y sonreía. Querido Diario, quisiera sentirme todos los días como me he sentido hoy, quisiera que me despertara hablándome al oído, quisiera tenerle todo el tiempo conmigo. Quisiera dormirme a su lado para luego sentirme como la chica de mi sueño. Querido Diario, gracias por escuchar mis fantasías inútiles.
[E.Bueno]

martes, 28 de febrero de 2012

Ten cuidado, si juegas con fuego acabas quemándote.


- Lo siento.
+ ¿Qué sientes, feísima?
- Prometimos una cosa, hicimos un trato, ¿recuerdas?
+ Claro, ¿cómo no lo voy a recodar?
- Es que… creí que podría cumplirlo fácilmente, creía que sería pan comido. La gente me avisó, me dijo: “Ten cuidado, si juegas con fuego es probable que te quemes.” Pero yo no les hice caso. Pensé que no sería un gran reto para mí, que lo tendría todo bajo control.
+ No te entiendo… ¿Qué quieres decir?
- Espera, déjame acabar, ahora que he conseguido empezar quiero terminarlo.
+ Vale, continúa.
- Llevo ya un tiempo pensándolo… El caso es que, ya me conoces, cambio de opinión cada dos minutos, nunca estoy segura de nada. Pero poco a poco creo que me voy dando cuenta de lo mucho que la he cagado… Joder, mírale. Con sus ojos marrones, sus rizos castaños, esa sonrisa que me encanta... Su cabezonería que, no sé cómo, es todavía mayor que la mía. Su manera de dejarme sin argumentos, de llevar siempre la razón. Sus extrañas aficiones que le hacen tan encantador… ¿Cómo no he podido darme cuenta antes? Lo siento. Nunca debí firmar aquel contrato. Ahora es demasiado tarde, ya lo he incumplido.
+ Ya, vale ya lo entiendo…
- Es que lo prometimos, prometimos que aquello solo sería un juego, que nunca llegaría a nada más. Y yo le he fallado. He caído, he perdido. Y lo peor de todo es que esto no me afecta únicamente a mí, también le incumbe a él. Le prometí que aquello no sería un problema, que yo tampoco quería complicaciones y, por intentar librarme de ellas, ahora estoy llena de dudas. Y me reconcomen por dentro, ya no soy la misma que hace unos meses, me noto más sosa, más apagada, con menos fuerzas, con menos imaginación. Y me duele un montón, porque era precisamente esto lo que quería evitar. Quería evitar caer en la rutina y me he dado de bruces contra ella.
+ Pero, si tan insegura estás de todo, ¿por qué sigues con ello?
- Eso es lo peor de todo. Es que, ¿cómo me voy a separar de aquello que me hace feliz? Pero este no era el trato que teníamos. La he cagado, la he cagado pero bien.
[E.Bueno]

viernes, 17 de febrero de 2012

Mi pequeño gran tesoro.


Un minuto y, al mismo tiempo, una eternidad. Una sonrisa y un abrazo. Un secreto compartido, una sorpresa planeada. Montones de momentos especiales con alguien especial. Tú. Aquella que siempre tiene una sonrisa preparada, aquella que siempre tiene todo listo para sorprenderte. Aquella que siempre tiene una broma puesta a punto, la que siempre tiene algo entre manos. La más bonita, la más valiente, la más tonta. Mi niña, mi pequeño gran tesoro. De valor incalculable. Una suerte. Mejor que un soplo de aire fresco en verano, mejor un trago de agua fría cuando tienes sed, mejor que un bocado cuando tienes hambre. Tú, mi amiga, mi hermana. Mi vida. Quiero que sigas durante mucho tiempo junto a mí, quiero que estés siempre conmigo. Quiero que, durante muchos años, sigamos riéndonos juntas, sigamos preparando sorpresas, sigamos compartiendo secretos. Quiero que durante mucho tiempo sigas siendo mi tesoro.

[E.Bueno]

domingo, 12 de febrero de 2012

Hazme libre.

Como peces en una pecera de cristal. Como flores en un jarrón de barro. Como animales salvajes en un zoo. Como mariposas cazadas por un niño travieso. Como letras en un papel escrito. Como las lágrimas contenidas del valiente. Como las palabras que jamás verán la luz del sol. Como los secretos más profundos de uno. Encadenados, atrapados, condenados. Pero hagamos un poco más corto nuestro cautiverio. Sé tú el agua que da la vida al pez. Sé la luz que ilumina las flores. Sé el aire que mueve mi pelo. Sé el despiste que deja libre a la mariposa. Sé la voz que da la libertad a las palabras. Sé mi libertad. Sé el motivo de mi sonrisa. Sé el brillo de mi mirada. Haz que me sienta un poco más libre en mi pecera, que siga con mis colores vivos aun estando en el jarrón, que mis cadenas estén un poco más flojas, que la red se deshilache dejándome suelta. Haz que, aun estando enjaulada, me sienta libre.

[E.Bueno]

viernes, 10 de febrero de 2012

Cuando eso pasa.


Cuando un “tengo frío” se convierte en un “abrázame y no me sueltes”. Cuando un “tienes chocolate en los labios” significa “déjame besarte”. Cuando un “pues te quito tu reloj y me lo quedo para mí” es un “no necesitas saber qué hora es, quédate conmigo para siempre”. Cuando las horas pasan como siglos si estamos separados y apenas duran dos segundos si estás conmigo. Cuando paso el día contando el tiempo que me queda para verte. Cuando, por las noches, cuando estoy en la cama, cierro los ojos y solo te veo a ti, con tu sonrisa, tus ojos marrones y tu pelo ensortijado. Cuando cada cosa que veo me recuerda un poquito a ti. Cuando paso más tiempo en las nubes que en ningún otro lado. Cuando te estrecho contra mí y te susurro al oído que no me sueltes. Cuando eso pasa es porque algo ha cambiado. Es porque en mí pasa algo diferente. Es porque poco a poco me has ido ganando. Es porque poco a poco me has ido enamorando.

[E.Bueno]

sábado, 21 de enero de 2012

Alguien como yo.


Tengo la extraña habilidad de quedarme embobada mirando por la ventana, pensando en mis cosas sin darme cuenta de que el tiempo pasa. Tengo la manía de salir con mi paraguas cuando llueve y pasar por debajo de las goteras para escuchar el ruido que hace el agua al rebotar contra el plástico rosa. Tengo la extraña afición de doblar y romper todo papel que caiga en mis manos, dejándolo inservible para cualquier cosa. Me encanta jugar con cualquier chorrada que encuentre, desde un pelo de la cabeza hasta un clip desguazado. A veces, en una de esas tardes mirando por la ventana, me pregunto si habrá alguien en este mundo como yo, alguien que se quede horas ensimismado sin darse cuenta, alguien al que le tranquilice pasear bajo la lluvia, alguien capaz de ser feliz con cualquier tontería. Alguien que, como yo, haga de un clip el mejor juguete del mundo, de un papel el mejor rompecabezas. Alguien que en este mismo instante, como yo, esté preguntándose todo esto.

[E.Bueno]


sábado, 7 de enero de 2012

Juguemos a que yo te tengo ganas y tú me las quitas.

Pasión, fuego, calor. Dejémonos llevar. Acércate, búscame, bésame, hazme tocar el cielo. Ven, acaríciame, tócame, quiéreme. Juguemos a que yo te tengo ganas y tú me las quitas. Abrázame, hazme tuya, lléname. Hagamos que el tiempo se pare, hagamos que nada nos importe, volvamos a ser dos niños traviesos con ganas de jugar. Cerremos los ojos y empecemos a soñar juntos. Dejemos que el agua resbale por nuestros cuerpos, que nos acaricie al mojarnos. Dejémosle jugar a ella también. Sonriamos, besémonos y volvamos a sonreír. Que se nos olvide todo, que el resto del mundo desaparezca. Que sea un momento único, inolvidable. Que sea nuestro momento y que dure para siempre.


[E.Bueno]