Ya nadie lucha por el resto de la gente, a nadie le importan ya los demás. Todos cuidamos nuestro culo, defendemos a quien nos interesa sin pensar en otra cosa que en los beneficios que sacaremos. Somos ovejas que siguen a un pastor sin saber a dónde van. Somos ovejas que siguen al rebaño, que siguen a dos o tres líderes que nos mueven a su antojo. Somos animales, ganado sin valor, la vida humana ya no tiene importancia. Importa aparentar, importa sacar lo máximo. Importan demasiado algunas cosas y carecen de sentido otras mejores. No hacemos nada, somos corderitos. Pero ahora digo yo, los corderos se pueden rebelar, los corderos pueden gritar, los corderos unidos pueden vencer a los líderes malvados. Y levantarse, luchar, pelear por lo que quieren, protestar, no callar, reñir, argumentar, estallar, no aguantar, terminar.
A veces tragamos demasiado, a veces chupamos lo inchupable, a veces aguantamos lo que no deberíamos. Pasamos una vez, y dos, y tres. Y nadie dice nada, miramos a otro lado, hacemos como que no oímos nada. Pero ya está bien. Vamos a gritar, hagámonos oír, gritemos juntos para que el mensaje llegue más lejos, hagamos fuerza, empujemos, peleemos por lo que de verdad importa. Que nadie se quede fuera, que todos sean iguales, que de verdad haya igualdad, que a nadie le falte de nada, que todos se ayuden a todos.
Puede que sea un sueño demasiado fantástico, que yo sea demasiado soñadora, pero por ahí hay que empezar. Soñemos juntos. Porque como dijo una vez Martin Luther King “Tengo un sueño. Tengo un sueño en el que un día sobre las colinas rojas de Georgia los hijos de quienes fueron esclavos y los hijos de quienes fueron propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la fraternidad”.
Yo también tengo un sueño. Tengo un sueño en el que todos luchamos juntos contra la injusticia, tengo un sueño en el que desaparecen las diferencias, tengo un sueño difícil de realizar pero no imposible de lograr. Tengo un sueño que llevará siglos conseguir llevar a cabo. Pero por algo se empieza y nosotros podemos empezar desde aquí.
[E.Bueno]
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