domingo, 11 de diciembre de 2011

La perfección.

Juan. Bruno. Alberto. Luis. Miguel. Carlos. Rubén. Alejandro. Sergio. Javier. Daniel. David. Pablo. Adrian. Saúl. Nicolás. Marcos. Óscar. César. Pedro. Diego. Lucas. Ángel. Rodrigo. Christian. Gabriel. Pelayo. Jaime. José. Héctor. Iván. Fidel. Borja. Guillermo. Andrés. Víctor. Jonathan. Kevin. Hugo. Jesús. Omar. Nahuel. Arturo. Enol. Germán. Ismael. Raúl. Alan. Antonio. Manuel. Francisco. Martín. Podría estar siglos diciendo nombres y no encontraría a la persona perfecta. La perfección no existe. Nadie es perfecto. Todo el mundo tienes sus manías, sus complejos, sus defectos. Sin embargo, son esos defectos los que hacen que cada día esa persona te guste más. Son sus manías aquellas que te hacen sonreír. Son sus pequeños defectos esos que hacen más grandes todavía sus cualidades. Esa mezcla de defectos y cualidades, ese revuelto de manías y virtudes es lo que hace a esa persona ser tan especial. Es eso lo que hace que tu corazón dé un vuelco cada vez que se acerca a él. Es eso lo que te hace sonreír pese a haber tenido un día de perros. Es eso lo que te hace pensar que no puede haber persona más perfecta en el mundo.
Sí, lo sé, es un poco contradictorio que los defectos de alguien le hagan perfecto, pero así lo veo yo. La absoluta perfección no existe, da igual como te llames o quien seas. Nunca serás perfecto para todo el que te vea, nunca serás del gusto de todos, solo podrás ser perfecto para alguien especial, para alguien que vea en tus defectos algo encantador, para alguien que vea en tus manías lo que nadie más puede ver.
Por eso te digo que tú para mí eres perfecto. Por tus manías, por tus defectos, por tus sonrisas. Porque son esas cosas pequeñas las que hacen bonito el conjunto entero.

[E.Bueno]

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