lunes, 11 de abril de 2011

Tú, mi color particular.

Rojo, verde, blanco, amarillo. Brochas, pinceles, lápices y rotuladores. Papel, cartulina, cartón y plástico. Todo vale, tráelo todo. Ayúdame con todos ellos. Mezcla colores, dame un blanco brillante para mi sonrisa, un marrón lleno de vida para mi pelo al viento, un rosita pálido para mis mejillas sonrojadas y un rojo lleno de vida para mis labios carnosos. Trae también barniz. Un barniz que me dé brillo, un barniz que haga relucir mis ojos, un barniz que transmita toda mi felicidad, un barniz que lo transforme todo, haciéndonos brillar a ti y a mi.
Pero, si por algún motivo no te apetece pintar mi mundo conmigo, puedes hacer otra cosa. Ven, abrázame, bésame. Sé tú mi pincel y mi pintura. Pinta una sonrisa en mi cara, haz que mi pelo se vuelva loco al viento, haz que me ponga colorada y que mis labios no se queden sin color. Con todo esto habrás conseguido hacer relucir mis ojos, transmitir toda mi felicidad y transformarlo todo mejor de lo que ningún barniz es capaz de hacer en este mundo. ¿Y sabes por qué? Porque me harás verdaderamente feliz, me harás sentirme bien, me sonrojaré de verdad y sonreiré contigo. Me harás sentirme, por un momento, como la musa inspiradora de un gran artista. Porque puedo vivir en blanco y negro, puedo vivir sin colores, pero no puedo hacerlo sin ti.

[E.Bueno]

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