-Te brillan los ojos...
-¿Si?
-Sí. Pero, ¿por qué?
-Oh... estoy segura de que es gracias a ti.
-¿A mí?¿En serio?
-Sí, a ti. A tu sonrisa pícara, a tus ojos brillantes, a tu dulce olor, a tu preciosa voz. Y es que cuando estoy contigo siento que mis ojos se iluminan, que una sonrisa aparece en mi cara, que mi corazón se me sale del pecho y me siento más viva, mucho más alegre. Me siento bien; me siento, aunque solo sea por un momento, la chica más afortunada del mundo.
-Oh, vaya, ¿en serio?
-Sí, pero no sabes qué es lo peor. Lo peor es cuando te vas, o cuando no estás. Y es que cuando vas allí, lejos, con los demás, y me dejas aquí sola, siento como si me faltara algo. Es como si al mejor corredor del mundo le quitaras una pierna. Se sentiría aprisionado, dejaría de ser libre, ¿no? Pues así me siento yo, aprisionada, triste, gris.
-No sabía que pudiera llegar a importarle tanto alguien...
-Pues ahora ya lo sabes. Me parecía adecuado decírtelo. Sé que no será lo mismo pero es justo que lo sepas.
-Bueno, gracias por decírmelo.
-No. Gracias a ti por hacerme feliz. Gracias, en serio. Gracias.
[E.Bueno]
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