Hacía
tiempo que no notaba esto. Esta alegría en mis ojos, este calor que recorre mi
cuerpo y que me llega hasta las puntas de los dedos, estas ganas de reír que me
entran cuando me hablas, ese temblor en mi voz cada vez que te digo cualquier
cosa. Y es que no hay nada que me ponga más feliz que, después de un largo día,
llegar a casa y ponerme a hablar contigo. Aunque no digamos nada, aunque nada
sea importante. El simple hecho de que estés ahí, hablando de todo y de nada,
dispuesto a escucharme, para intentar entenderme, lo es todo para mí. Y cuando
yo meto la pata y tú simplemente te ríes me pregunto dónde has estado todo este
tiempo, cuánto tiempo ha pasado sin que yo me diera cuenta de que tú existías. Puede
que el resto de la gente no me entienda, que me mire mal pensando que estoy
loca y que hablen mal de mí por todo esto. Y, ¿sabes? Puede que en otro tiempo
me hubiera importado. Pero no. Ya no. No me importa lo que la gente diga porque
tengo algo que me importa mucho más. Tu compañía. Tu comprensión. Tu cariño.
Tú.
[E.Bueno]
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