sábado, 12 de febrero de 2011

La clave para la felicidad. ♥

 Y entonces empiezas a pensar... Te preguntas cosas que en realidad no buscas preguntar... Piensas que igual te estás confundiendo, que tal vez, en realidad, no es eso lo que quieres: pero ya es tarde... Lo ha conseguido, no solo ha entrado en tu cabeza, también te ha tocado el corazón. Y te das cuenta de que en realidad eso ya lo sabías desde hace mucho tiempo pero no te atrevías a decirlo. Te das cuenta de que quieres gritar, de que quieres que ÉL te oiga, de que quieres poder decirle por qué sonríes cuando te mira; de que quieres que cada día te mire, que le mires tú, que ambos sonriáis y que entonces os dé la risa tonta, esa tan bonita que tiene él y que a ti te gusta tanto, esa que te hace soñar cada momento. Y sueñas con poder decírselo, pero temes un rechazo, un no rotundo, temes que te quite el corazón para aplastarlo y pisotearlo, temes engancharse a esa droga a la que muchos llaman “amor”. Por otra parte también tienes miedo, miedo a que la gente no te entienda, a que crean que te has vuelto loca y que no tienes remedio, a que piensen que has cambiado. Y tú le das vueltas y vueltas a la cabeza y acabas, casi sin darte cuenta girando la cabeza con la mirada perdida y soñadora, acabas pensando en lo importante que se ha vuelto para ti y en lo mucho que le quieres ya. Acabas pensando en que tú no eres la que has cambiado, lo que ha cambiado es tu forma de ver el día a día, es tu estado de ánimo, es esa sonrisa en tu cara, esas ganas de decir: ¡Venga! ¡Qué no nos queda nada! Tú no eres otra, tu mundo es el que es diferente. Aunque el resto de personas del universo crean que todo sigue igual, aunque la gente siga sufriendo y temiendo, aunque la oscuridad siga existiendo. Tú ahora mismo estás en la cara iluminada de este mundo, estás feliz, dispuesta a todo, a pasártelo bien con tus amigas, a sonreírle al mundo, a vivir tu vida. ¿Y todo gracias a quién? Todo gracias a ellos: a tus amigos, a tu familia, a tus hermanos; aunque no lo sean de sangre. Y también gracias a él. Te das cuenta de que para ser feliz, para conseguir lo que muchos buscan desesperadamente, para conseguir la fórmula mágica de la felicidad, lo único que te hace falta es tenerlos a ellos. Y luchas por ellos, porque su felicidad te da a ti tu felicidad, porque su vida es tu vida, porque ellos son para ti lo que nunca nadie había conseguido y lo que nunca nadie volverá a conseguir. Porque ellos lo son todo y más para ti y porque te sientes a gusto con ellos, porque te sientes querida. Y ahí está la verdadera felicidad; en ellos, en su felicidad, en tu vida, en ti. ♥

[E.Bueno]

No hay comentarios:

Publicar un comentario