domingo, 25 de marzo de 2012

Vacío interior.


Hace tiempo que esto me cuesta un montón. Hace tiempo que me cuesta explicar cómo estoy. He perdido muchas cosas en estas dos últimas semanas. He perdido mis ganas de luchar, he perdido todo aquello por lo que había peleado. Nunca habría pensado que esto fuera posible, nunca se me habría pasado por la cabeza que caería tan bajo. Las lágrimas aparecen en mis ojos cada vez que pienso en ello. ¿Qué me pudo pasar? Lo peor de todo no es lo que me ha pasado, es cómo me ha afectado. No me gusto, no soy la misma. Sonrío, bailo, río. Pero soy otra persona totalmente diferente, lo hago todo sin ganas. No soy yo. Estoy vacía por dentro, algo se ha tragado mis ansías de abrirme al mundo. Alguien le ha quitado el tapón a mi botella y se ha bebido todo lo que quedaba en ella. Intento ser la misma, pero es que nada es igual. Todo ha cambiado desde aquel día. Mi brillo se ha atenuado hasta casi desaparecer, mis risas se han apagado hasta volverse tristes, mi ser está vacío y no hay nada que lo llene. Intento que no se note nada, pero es que ya nada es igual.

[E.Bueno]

domingo, 18 de marzo de 2012

Tan poquita cosa...


Una ciudad en ruinas. Una habitación patas arriba. Un corazón destrozado. Ella se mira al espejo. Sus ojos húmedos, sus labios secos, su nariz roja y su pelo despeinado. Indicios de la tormenta que amenaza con vencerla. Nunca se había sentido tan poquita cosa pero ahora, por más que buscara, no encontraba nada en ella que pudiera llamar la atención. Sus ojos eran de un simple y común marrón. Su pelo ondulado, sin brillo y sin vida no podía gustarle a nadie. Unas ojeras negras permanecían durante todo el año dibujadas bajo sus ojos. Su cuerpo blanquecino en nada se parecía al de las chicas que le acompañaban a él. Su físico no podía ser menos llamativo. Siguió buscando, esta vez sin mirar al espejo. No encontraba nada que la hiciera bonita o especial. No era divertida, ni amable, ni lista. No callaba la boca ni debajo del agua, era una pesada con todas las letras. Una “pupas”, una quejica, una llorona. Era celosa y, aunque se odiara por ello, no podía evitarlo. Soltaba más palabrotas que un camionero, era una maleducada. Su voz era ronca y para nada bonita. Patosa, torpe, inútil, vaga. Desordenada, nada organizada. Totalmente bipolar. Nunca se había sentido tan poquita cosa, siempre se había prometido a sí misma que nunca nadie le haría sentirse así. Estaba claro que no había contado con esto. Estaba claro que había subido demasiado alto, pues la caída había sido colosal.

[E.Bueno]