Todos los cuentos empiezan por “Érase una vez…” y terminan por “…y vivieron felices y comieron perdices”. Todos ellos suceden en “un país muy lejano” “hace mucho, muchísimo tiempo”. En todos los cuentos hay una princesita en apuros, una niña dulce que debe esperar a su príncipe para que le saque las castañas del fuego. Nunca, repito, nunca en un cuento, la chica deberá valerse por sí misma. Cuanto más inútil sea, mejor. En un cuento, la protagonista deberá esperar; bien, sentada, dormida o limpiando, a que llegue un hombre hecho y derecho, un valiente capaz de luchar contra dragones, contra brujas y fieras; un valiente capaz de escalar la torre más alta del castillo con tal de conseguir el amor de la chica. Esta chica, por supuesto, caerá a sus brazos nada más verlo aparecer, empapado de sudor y sangre. Nunca podrá negarse a casarse con él, y juntos tendrán cincuenta y ocho hijos, a los cuales cuidará en todo momento, sin quitarles un ojo de encima, pues son hijos del valentísimo caballero que luchó por su libertad.
No. A mí nunca me han gustado estos cuentos. Cuando era pequeñita y mi mamá me contaba la historia de Blancanieves, la de La Bella Durmiente o la de Rapunzel, yo me enfadaba tremendamente. ¿Por qué tenían aquellas historias que haber pasado tan lejos, hace tanto tiempo? ¿Por qué acababa todo bien? La bruja se caía por un barranco, la fiera se volvía buena, el dragón desaparecía… ¿Por qué las chicas no podían luchar ellas solas contra el dragón? ¿Qué sabía hacer el príncipe que la princesa no podía hacer? ¿Por qué los príncipes siempre eran hombres guapos, fuertes y valientes? ¿Qué es que en aquel país lejano no había nadie feo, débil y enfermo? ¿Por qué Blancanieves podía hablar con los animales y yo por más que lo intentara no? Y qué es, ¿que nunca se cansaba de fregar? La Bella Durmiente era una vaga, ¿siempre durmiendo? Eso no se lo creía nadie... Nunca había un cuento de princesas valientes que lucharan contra fieras terribles para defender a su pueblo. Siempre eran los príncipes. Los príncipes esto, los príncipes lo otro, los príncipes blablablá, los príncipes tururú.
Yo quería una historia en la que una chica morena, simpática, valiente y trabajadora recorriera el mundo, luchando contra malvados y protegiendo a los ciudadanos. Yo quería un cuento especial… Un cuento para mí sola. Un cuento que contara lo que yo quería. Yo quería mi propio cuento.
[E.Bueno]
Me ha gustado mucho: yo también quiero un cuento así. De todas formas, creo haber oído esa idea o una parecida en otro lugar (a lo mejor te interesa investigar sobre la crítica feminista ;). Un abrazo, y no te olvides de seguir escribiendo.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Ya, he sacado la idea de algún sitio, ahora mismo no recuerdo dónde lo he oído pero sí que lo comenté con alguien. Sólo quería trasmitir mi idea a otra gente porque me parece muy mal que todos los cuentos tradicionales sean tan machistas. Muchas gracias por leer mi blog y otro abrazo para ti.
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