martes, 4 de octubre de 2011

No había vuelta atrás.

Nada lo pudo parar. Se puso sus playeros favoritos, los ató con prisa, salió a la calle y echó a correr. Tenía que llegar a su casa antes de que llegara ella. Le quería pedir perdón, se había equivocado y se arrepentía. Quería decirle que era un estúpido, que le perdonara y que no lo volvería a hacer. Y lo consiguió. Consiguió llegar a tiempo, consiguió explicárselo todo, consiguió pedirle perdón. Pero era demasiado tarde. Ella ya no podía perdonarle, le había hecho demasiado daño, se había equivocado y no había nada que pudiera hacer para reconquistarla.

[E.Bueno]

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