miércoles, 18 de mayo de 2011

Una gota. Esa gota.

Una duda. Un momento. Una gota que hace que el vaso se llene. No era la más grande ni la más gorda. Simplemente lo llenó todo. Apagó la vela, desbordó el río, empapó momentos bellos y se llevó la felicidad. Y me arrastró con ella. Una gota pequeña, insignificante, pero capaz de desatar un desastre horrible en mi interior. Capaz de humedecer mis ojos, de borrar mi eterna sonrisa, de hacerme sentir un escalofrío que me baja por la espalda. Una gota que comienza la carrera por mis mejillas y hasta no llegar al suelo no se para. Una gota helada que refleja todos esos momentos vividos. Una gota que te dice que lo sueltes todo, que no aguantes más, que no sigas apretando, que no cargues con todo. Una gota que dejas escapar y que no limpias. Una gota a la que dejas que se lo lleve todo.

[E.Bueno]

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